Una nueva encuesta de McKinsey & Company sugiere que los consumidores están abiertos a las soluciones de micromovilidad, pero su aceptación variará según el país.
Los encuestados en la Mobility Ownership Consumer Survey, llevada a cabo por el McKinsey Center for Future Mobility, se mostraron entusiasmados cuando se les preguntó que si pudiera ir al trabajo en bicicleta, ciclomotor o patinete eléctrico, ¿lo haría?
Casi el 70% afirmó estar dispuesto a utilizar vehículos de micromovilidad para ir al trabajo, incluyendo bicicletas y ciclomotores que pueden ser tradicionales o eléctricos.
Estos resultados sugieren que un número creciente de trabajadores puede inclinarse hacia formas de transporte más pequeñas y respetuosas con el medio ambiente, a medida que se levanten las restricciones de la pandemia y se reabran las oficinas.
Según Mckinsey, los resultados están en consonancia con su investigación anterior de 2020, que sugería que la micromovilidad estaba preparada para volver con fuerza cuando la pandemia de COVID-19 disminuyera y la gente empezara a viajar más.
Distribución no uniforme
La encuesta de la consultora también reveló que la adopción de la micromovilidad dista mucho de ser uniforme debido a factores específicos de cada lugar. La disposición a utilizar vehículos pequeños es mayor en países con una larga tradición de micromovilidad, como Italia (81%) y China (86%).
En el otro extremo del espectro, solo el 60% de los encuestados de EE.UU. dijo que consideraría la micromovilidad, quizás porque tradicionalmente han confiado en los coches privados o en el transporte público para sus desplazamientos, y la visión de zigzaguear a través del tráfico en un ciclomotor o scooter es relativamente rara.
En general, los encuestados prefieren las bicicletas, que ofrecen una mayor autonomía y mejor espacio de almacenamiento que los e-kickscooters y un precio inferior al de los ciclomotores, aunque hay excepciones:
- Los ciclomotores son especialmente populares en China, donde las autoridades no exigen a los conductores una licencia o un seguro para vehículos con una velocidad máxima de 25 kilómetros/hora.
- Los encuestados del Reino Unido y China fueron los usuarios más reacios a los e-kickscooters, posiblemente porque esos países los prohibieron por motivos de seguridad o los aprobaron recientemente.
- Los consumidores de Estados Unidos, Francia y Alemania, que han establecido sistemas de uso compartido, se mostraron más abiertos a los e-kickscooters, una tendencia que según McKinsey no sorprende, ya que cualquier vehículo que esté disponible a través de un servicio de uso compartido tiende a experimentar un aumento en las compras privadas.
Distintas implicaciones
Los resultados de la encuesta de McKinsey tienen implicaciones para las distintas empresas dentro del sector de la micromovilidad, y según indica, también para sus perspectivas de éxito. Veamos las sugerencias del reporte de la consultora:
Los proveedores de movilidad compartida
Dado que las preferencias de micromovilidad varían según la geografía, los proveedores de movilidad compartida deben conocer los hábitos locales de transporte de cualquier ciudad o región en la que deseen operar.
Por lo general, los proveedores eligen primero las ciudades en las que quieren operar y luego examinan las preferencias locales para determinar qué modos de transporte tendrán mayor demanda. En algún momento, pueden ampliar su cartera de productos, por ejemplo, añadiendo ciclomotores a las opciones de bicicleta en determinadas localidades.
Aunque esta ampliación podría hacerles ganar nuevos negocios, sus gastos de capital aumentarán. Una flota combinada, en la que los vehículos tienen diferentes requisitos de mantenimiento, necesidades de carga y ciclos de vida, también aumentará las demandas estratégicas y operativas.
Operadores de carga y aparcamiento
Este grupo puede ofrecer soluciones de carga y aparcamiento adecuadas para varios modos de micromovilidad. Además de aumentar la demanda de sus instalaciones, un enfoque global ayudará a las ciudades a minimizar el número de vehículos aparcados en las calles y a optimizar el uso de estos medios de desplazamiento.
Operadores de transporte público
Para facilitar los desplazamientos de punto a punto, los operadores de transporte público pueden proporcionar un espacio dedicado en los autobuses o trenes para almacenar varios vehículos de micromovilidad.
Esta estrategia también contribuirá a aumentar la base de clientes de los operadores de transporte público y de micromovilidad.
Ciudades
A la hora de seleccionar un proveedor de servicios de micromovilidad compartida, las ciudades deben favorecer a las empresas que tengan una amplia cartera de productos y que entiendan realmente las necesidades locales de movilidad.
También pueden promover el crecimiento de la micromovilidad instalando infraestructuras de conducción, aparcamiento y carga que integren varios modos, y faciliten también el transporte de los peatones y otros viajeros.
Los reguladores pueden ayudar creando corredores de movilidad seguros para todas las formas de transporte. Sin embargo, primero deben asegurarse de que cuentan con el apoyo público de todos los que se desplazan regularmente a su ubicación.
Redacción | Antonio Vilela