La firma de investigación y consultoría, Wood Mackenzie, indica que aunque el reciclaje puede aliviar en parte la presión del déficit de suministro de materias primas para baterías, no podrá satisfacer la demanda por sí sola.
La electrificación del sector del transporte ha provocado un auge de la demanda de baterías de iones de litio, y se estima que la capacidad mundial acumulada podría quintuplicarse hasta alcanzar los 5.500 gigavatios-hora (GWh) entre 2021 y 2030.
El analista de investigación de Wood Mackenzie, Max Reid, señala: «El reciclaje de la chatarra de producción y de las baterías al final de su vida útil podría convertirse en una fuente importante de materia prima para satisfacer la creciente demanda. También representa una oportunidad para obtener materiales en regiones que carecen de recursos naturales».
En la actualidad, la demanda de las principales materias primas para baterías asciende a 97 kilotoneladas (kt) de litio, 186 kt de cobalto y 3.014 kt de níquel. Para 2030, se espera que aumenten a 318 kt, 264 kt y 4.273 kt, respectivamente.
Por su parte, el suministro de materiales reciclados, aunque es menor en comparación, se espera que alcance las 130 kt de litio, 112 kt de cobalto y 377 kt de níquel, respectivamente, a finales de la década.
Desafíos clave
Los retos de las materias primas para baterías recicladas parecen insuperables, y la mayor parte del debate ha girado en torno a la recogida y el reciclaje de los vehículos eléctricos al final de su vida útil, pero el proceso está plagado de desafíos. Para Wood Mackenzie, hay dos casos fundamentales.
En primer lugar, el cátodo que contiene metales críticos se encuentra sobreenvasado con materiales como carcasas, interconexiones, canales de refrigeración y otros, que resultan en un proceso de reciclaje tedioso y de escaso valor.
Además, junto con la tendencia de la industria a usar materiales de menor valor, utilizar baterías de vehículos eléctricos de mayor tamaño es también un factor disuasorio para el reciclaje, ya que el rendimiento es más bajo.
En segundo lugar, las baterías de vehículos eléctricos tienen una larga garantía y vida útil, por lo que recuperar los metales críticos será un asunto a largo plazo. Además, la aparición de aplicaciones de segundo uso, como el almacenamiento de energía residencial o industrial, también impedirá que al final de su vida útil entren en el sistema de reciclaje.
La importancia del reciclaje
El reciclaje de la chatarra de producción será la principal fuente de material reciclado esta década. China, Europa y América del Norte experimentarán un enorme aumento en la fabricación de baterías y cátodos para satisfacer la demanda de baterías.
A escala mundial, Wood Mackenzie prevé que la capacidad de fabricación de baterías se multiplique por 3,5 hasta superar los 4.621 gigavatios-hora en 2030, con China a la cabeza, lo que supone un mercado creciente para la producción de chatarra.
«A fin de cuentas, la cantidad de chatarra de producción o de vehículos eléctricos que llegan al final de su vida útil nunca podrá satisfacer la demanda mientras esta siga aumentando. Es necesario dar un impulso a la ampliación del abastecimiento de productos vírgenes y maximizar el sector del reciclaje para paliar el déficit», indica Max Reid.
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Redacción | Antonio Vilela