En un entorno empresarial marcado por compromisos cada vez más ambiciosos hacia la sostenibilidad, el Green Energy Report 2025, elaborado por ManpowerGroup, entrega un diagnóstico contundente sobre un problema estructural que limita la capacidad real de ejecución ESG en las organizaciones: la escasez de talento técnico especializado.
El informe, construido sobre el análisis de empresas en 41 países, revela que el 91% de las organizaciones no cuenta con el capital humano necesario para implementar de manera efectiva sus iniciativas sostenibles.
Esta brecha pone en tensión la viabilidad operativa de las estrategias ESG, afectando tanto la integración transversal como el rendimiento ambiental, social y de gobernanza que se exige desde reguladores, inversionistas y consumidores.
También te puede interesar | Liderazgo con propósito sostenible: cuatro empresas latinoamericanas reciben el «BRAVO Business Award 2025»
Inversión creciente, ejecución limitada
A pesar de que el 70% de las compañías encuestadas han incrementado su inversión en programas de sostenibilidad, este esfuerzo económico no se ha traducido en una mejora proporcional en capacidades organizacionales.
Las principales áreas afectadas incluyen la gestión financiera, donde los criterios ESG continúan siendo tratados como agregados externos más que como pilares estructurales.
También se observa una débil integración en la cadena de suministro, en la que los indicadores ambientales y sociales aún no están plenamente institucionalizados como criterios operativos.
Además, en logística y procesos internos, la sostenibilidad tiende a verse como una función adjunta en lugar de una disciplina central, lo que impide desarrollar modelos de negocio realmente resilientes y regenerativos.
Cuello de botella formativo y de liderazgo
ManpowerGroup subraya que el déficit de talento no es meramente numérico, sino cualitativo.
Las empresas enfrentan una falta de profesionales con conocimientos especializados en sostenibilidad técnica, sumado a una carencia de liderazgos capaces de traducir los objetivos ESG en acciones concretas y medibles.
Esta situación se agrava en los países en vías de desarrollo, donde las brechas educativas y la escasa institucionalización del enfoque ESG generan barreras adicionales para implementar modelos de formación, certificación y atracción de talento competitivo.

Empleos “turquesa” como solución transformadora
Como respuesta estructural, el informe introduce el concepto de “empleos turquesa”, una categoría profesional que integra habilidades técnicas propias del ecosistema verde con capacidades sociales y de gestión organizacional.
Estos roles se encuentran en la intersección entre sostenibilidad ambiental (representada por el verde) e impacto social (representado por el azul), configurando perfiles laborales diseñados para liderar procesos de transformación ESG desde áreas como logística, liderazgo, gestión de talento y gobernanza interna.
La figura del empleo turquesa implica un rediseño de las descripciones de puesto, donde se incorporan indicadores de sostenibilidad como parte de los objetivos de rendimiento, además de fomentar una cultura transversal que fortalezca la resiliencia organizacional y el impacto socioambiental.

Implicaciones estratégicas
El informe plantea que, sin una arquitectura humana sólida, la estrategia ESG pierde capacidad transformadora.
Por ello, propone a los líderes de sostenibilidad, operaciones y gestión humana una agenda de acciones que incluye:
- Diseño de programas de upskilling y reskilling especializados;
- Establecimiento de métricas ESG vinculadas al desempeño individual y colectivo;
- Fortalecimiento de alianzas público-privadas para el desarrollo de capacidades técnicas.
Esta reconfiguración debe ir acompañada de una narrativa corporativa que destaque el valor estratégico del talento como motor de innovación sostenible, elevando el rol de los recursos humanos en la formulación y ejecución de políticas ESG.
Sostenibilidad con rostro humano
El Green Energy Report 2025 no solo alerta sobre una problemática latente, sino que propone un enfoque proactivo y de alto impacto: la revalorización del talento como elemento estructural del éxito ESG.
La sostenibilidad corporativa no puede depender exclusivamente de inversión y tecnología; requiere personas formadas, comprometidas y habilitadas para transformar la visión ambiental y social en resultados tangibles.
En este marco, los empleos turquesa emergen como una categoría fundamental para cerrar la brecha entre propósito y ejecución, convirtiendo a las personas en el verdadero agente de cambio dentro de las organizaciones.