RepRisk, empresa líder en ciencia de datos medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés), analizó en un nuevo reporte, incidentes de riesgo, que van desde una posible infracción por parte de una empresa o un proyecto específico hasta normas y marcos globales.
Según sus conclusiones, una cuarta parte de todos los riesgos relacionados con el clima están vinculados al lavado verde, y también advierten de que es probable que las empresas vinculadas al greenwashing también tergiversen sus planteamientos de sostenibilidad social.
El año pasado, RepRisk descubrió que uno de cada cinco casos de incidentes de riesgo corporativo relacionados con cuestiones ESG procedía del lavado verde y de comunicaciones engañosas. Por tanto, los casos de lavado verde que crean riesgos para las empresas van en aumento.
«La expectativa de una ventaja competitiva derivada de una imagen de sostenibilidad ha abierto la puerta al lavado verde y social. La falta de responsabilidad en torno a un panorama de sostenibilidad empresarial en rápida evolución ha contribuido a mantener esta puerta abierta durante mucho tiempo», afirmó el Dr. Philipp Aeby, cofundador de RepRisk.
«Bancos, gestores de activos, inversores y otros participantes en el mercado necesitan datos transparentes sobre los impactos adversos para evaluar la verdadera conducta empresarial de una compañía y mitigar el riesgo de lavado verde y social en sus carteras y cadenas de suministro», indicó Aeby.
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Detalles del reporte
El lavado verde está aumentando notablemente en el sector de los servicios financieros. RepRisk registró un aumento del 70% en el número de incidentes de lavado verde relacionados con el clima en este sector, el 50% de los cuales mencionaban combustibles fósiles o vinculaban a una institución financiera con una empresa de petróleo y gas.
Los datos de RepRisk también advierten de que las empresas vinculadas con el lavado verde también son propensas a tergiversar sus planteamientos en materia de sostenibilidad social.
RepRisk define el lavado social como el hecho de que las empresas hagan afirmaciones engañosas sobre su responsabilidad social, presentándose bajo una luz positiva mientras ocultan un problema social subyacente.
El 31% de las empresas que cotizan en bolsa vinculadas al lavado verde desde septiembre de 2018 hasta septiembre de 2023 también estaban vinculadas al lavado social.
Además, RepRisk encuentra que los sectores de servicios bancarios y financieros vieron un aumento del 70% en el número de incidentes de lavado verde relacionados con el clima en los últimos doce meses.
De los casos de riesgos de greenwashing registrados, el 55% también tenían un componente social. En total, una de cada tres empresas vinculadas al lavado verde también estaban asociadas al lavado social.
Nuevas normas
El lavado verde va ahora más allá de engañar directamente a los consumidores: su alcance se amplía para incluir promesas, certificaciones y compromisos. La falta de rendición de cuentas contribuye a oscurecer aún más el greenwashing, haciendo posible que las empresas se beneficien de la fijación de objetivos futuros, sin abordar los problemas de frente.
En un intento de acabar con el lavado verde, se están elaborando oficialmente nuevas normas mundiales sobre cómo los auditores externos de las declaraciones de sostenibilidad de las empresas pueden evitar el greenwashing.
El Consejo de Normas Internacionales de Auditoría y Aseguramiento (IAASB) abrió una consulta sobre el marco en agosto, en respuesta a la preocupación de que la información sobre sostenibilidad corporativa divulgada a través de canales como los informes anuales no siempre es fiable o detallada.
Sobre RepRisk
Fundada en 1998 y con sede en Suiza, RepRisk analiza e investiga los riesgos de conducta empresarial aprovechando una combinación de IA y aprendizaje automático con inteligencia humana.
A través de esto, la empresa examina sistemáticamente la información pública e identifica los riesgos materiales de conducta empresarial.
La experiencia de RepRisk abarca 240.000 empresas públicas y privadas y 65.000 proyectos de infraestructuras, en 23 idiomas.
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