Westwood Global Energy: Principales tendencias de la transición energética en 2022

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La firma de inteligencia energética Westwood Global Energy presentó un informe en el que indicó cuáles serán las principales tendencias que las empresas de petróleo y gas deberían observar en 2022.

El equipo de transición energética de Westwood enumeró las principales tendencias, entre las que destacan los objetivos de descarbonización; los efectos de la geopolítica; el financiamiento; la tecnología de bajas emisiones de carbono como activo clave, y la volatilidad de los precios en la cadena de suministro.

Objetivos nacionales de descarbonización más ambiciosos

Para Westwood, uno de los principales resultados de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2021, o COP26, fue el acuerdo sobre la necesidad de volver a la mesa de negociaciones este año con presión sobre líderes nacionales para que no salgan de la COP27, incluyendo promesas vagas y objetivos diluidos.

«El resultado de cualquier COP es difícil de determinar por adelantado, las emisiones de metano no tuvieron una fuerte atención, y es probable que reciba más en la reunión de este año, junto al carbón, que para algunos tiene los días contados, a pesar de la subida actual en los precios», según la nota de Reuters.

Los debates sobre la taxonomía que se están celebrando en la Unión Europea ilustran el reto que puede suponer que el gas sea considerado un combustible de transición. Nadie sabe qué ocurrirá en este frente, aunque las investigaciones sugieren que China podría estar entre los países que adelanten las fechas de la neutralidad del carbono.

La geopolítica amenaza la transición

No es de extrañar que las ambiciones más elevadas de la COP26 se vieran comprometidas por intereses partidistas y la búsqueda de agendas locales, nacionales y regionales seguirá sin duda influyendo en la transición energética en 2022.

Un ejemplo de ello fue la ley Build Back Better del presidente Biden, que fue torpedeada por un miembro de su propio partido. Además, están latentes las actuales tensiones entre China y Estados Unidos que no auguran nada bueno para sectores como el de las energías renovables, que dependen en gran medida de los productos del gigante asiático.

En el continente europeo hay mucho ruido en torno a Ucrania y Rusia, que podría no terminar en una guerra, pero sí que se originen sanciones europeas que afecten a los mercados energéticos, incluido el gasoducto ruso Nord Stream 2, señalado como activo estratégico en medio de la subida de tensiones.

La financiación aumentará; la de los fósiles se reducirá

En 2009, 23 países ricos, entre ellos Estados Unidos, Japón y Alemania, prometieron pagar a las naciones en desarrollo 100.000 millones de dólares al año, en concepto de financiación para la mitigación del cambio climático.

Más de 10 años después, los países en desarrollo siguen esperando, y todavía no está claro si el dinero prometido se entregará. Sin embargo, la financiación de los donantes relacionada con el clima sigue una tendencia al alza, pasando de 52.400 millones de dólares al año en 2013, a 79.600 millones en 2019.

Y según Westwood, el dinero de los gobiernos destinado a los combustibles fósiles se está agotando potencialmente. En septiembre del año pasado, China se comprometió a dejar de financiar proyectos de carbón en el extranjero, y en diciembre, la Casa Blanca ordenó a las agencias de EE.UU. que frenasen su participación en proyectos de combustibles fósiles en el extranjero.

Dichas prohibiciones de financiación internacional son un movimiento de bajo riesgo y alta recompensa para los líderes ávidos de titulares, pero su impacto real es difícil de calibrar, y sin duda dificultarán la financiación de proyectos de petróleo y gas.

Más detalles en los objetivos cero emisiones

Este año, se está presionando cada vez más a las empresas para que presenten objetivos intermedios, por ejemplo para 2025 y 2030, y para que sean más específicas en cuanto a lo que significa realmente «neto cero».

El objetivo de ello, es separar al greenwashing de los que realmente impulsan la transición, lo que también implica un mayor escrutinio de las compensaciones de carbono y otras herramientas de comercio de emisiones, que fue revisado en la COP26 cuando los negociadores reestructuraron el artículo 6 del Acuerdo de París sobre el cambio climático.

Dichas revisiones pretendían endurecer las directrices para el comercio de emisiones, pero algunos han criticado que no van lo suficientemente lejos, por lo que Westwood espera que los cambios apoyen el crecimiento de ese comercio, como también que se produzcan nuevos ajustes este año.

Atención a las emisiones

El concepto de punto de control climático, actualmente en fase de consulta, aumentará la importancia de que el sector del petróleo y el gas cumpla el objetivo climático del Reino Unido de reducir las emisiones a cero en 2050.

La decisión de ExxonMobil en 2021 de aplazar hasta este año la decisión final de inversión en un proyecto de gas natural licuado (GNL) de 30.000 millones de dólares en Mozambique puso de manifiesto las complejidades asociadas a los proyectos en los mercados emergentes.

Los planes de la empresa en Cabo Delgado se suspendieron inicialmente por motivos de seguridad, pero las insurgencias locales no son la única amenaza a la que se enfrenta el proyecto. En medio de los crecientes llamados a la reducción de emisiones, ExxonMobil ha prometido que añadirá captura y almacenamiento de carbono (CCS, por sus siglas en inglés) a la instalación, y para permitírselo, tiene que reducir el costo total.

En el futuro, no está claro hasta qué punto los proyectos tendrán que incluir la CCS como norma, o si las emisiones podrían cancelarse utilizando compensaciones de carbono, pero es cada vez más probable que se abandonen proyectos masivos de GNL, por temor a crear activos varados.

Lo mismo ocurre con las inversiones en gas gris, arenas bituminosas y similares, donde los crecientes costos para la reducción de emisiones podrían mermar considerablemente la viabilidad de los proyectos.

La tecnología de bajas emisiones, un activo clave

El CCS, el hidrógeno limpio y la energía eólica marina flotante son tecnologías con bajas emisiones de carbono que están en la cúspide de la comercialización masiva, y las empresas ya se han posicionado en estos nichos tecnológicos incipientes.

Westwood afirmó que, en 2022, cabe esperar que se produzcan nuevos movimientos para captar cuota de mercado y aumentar las capacidades.

Este proceso podría ayudar a determinar qué nichos tecnológicos ofrecen los mayores rendimientos y se adaptan mejor a las necesidades, aunque es probable que el peso relativo de las inversiones en tecnología de baja emisión de carbono se vea impulsado por las características del mercado corporativo y regional.

Problemas en la cadena de suministro

Los problemas de la cadena de suministro mundial podrían durar dos años más, sobre todo si variantes de coronavirus como ómicron provocan nuevos bloqueos, y afectarán a todos los proyectos de infraestructuras.

Para Westwood, uno de los principales efectos será en las plantas eólicas y solares, donde los costos de las materias primas y los fletes representan alrededor del 15% del gasto de capital, junto a una complicación añadida en forma de escasez de polisilicio, que está provocando el aplazamiento o el abandono de proyectos.

Esto podría tener dos implicaciones, siendo una de ellas, el retraso en el desarrollo de las energías renovables podría prolongar en cierta medida la demanda de combustibles fósiles, aunque es probable que este efecto sea mínimo en el esquema de las cosas.

La segunda, los actores del sector energético que se propongan entrar en la energía eólica o solar en 2022 podrían descubrir que el precio de entrada es más alto de lo esperado y que los plazos de los proyectos son más largos.

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