Un nuevo informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) revela que el 40% de la tierra del mundo está degradada y ha advertido de que, sin grandes esfuerzos de restauración y preservación, habrá graves consecuencias para la sociedad, la naturaleza y el clima.
El segundo informe Perspectivas Mundiales de la Tierra de la ONU evalúa las tendencias del uso de la tierra en todo el mundo; hace seguimiento de la degradación del suelo y esboza escenarios futuros en los que se aprovechan las oportunidades para protección y restauración.
La conclusión principal es que alrededor del 40% de las tierras del mundo ya están degradadas. Esto ha sido impulsado en gran medida por sectores vinculados a la deforestación, como la silvicultura y la agricultura intensiva. Solo la agricultura ocupa ya el 40% de la tierra mundial, lo que ha provocado impactos negativos para la mitad de la población mundial, predominantemente en el Sur Global.
A menos que se tomen medidas a gran escala, el informe advierte que la mitad del PIB mundial, 44 billones de dólares, estará en peligro en 2050. En un escenario sin cambios, al menos el 12% de las tierras agrícolas y de pastoreo del mundo entrarán en un declive potencialmente irreversible de la productividad, poniendo en riesgo la seguridad alimentaria y los medios de vida.
Esta mayor degradación tendrá repercusiones en la pérdida de biodiversidad y en la crisis climática. En cuanto a esta última, en este escenario se generarán 69.000 millones de toneladas adicionales de CO2 por el uso de la tierra de aquí a 2050.
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Escenario de restauración
El escenario de «restauración» de la ONU supone el restablecimiento de 50 millones de kilómetros cuadrados de tierra, o el 35% del total mundial para 2050. En este, es probable que se produzca un aumento del 5% al 10% en el rendimiento de los cultivos en la mayoría de los países en desarrollo.
Además, se evitaría el 11% de la pérdida de biodiversidad prevista en el escenario «sin cambios», junto al secuestro de 17.000 millones de toneladas de carbono en el suelo, actuando este como un sumidero neto.
El informe también ofrece un escenario que va más allá de la «restauración», e incluye también medidas de protección internacional para las áreas que desempeñan un papel clave en los sistemas globales de carbono y agua y/o que albergan una rica biodiversidad.
En este escenario, se evita el 33% de la pérdida de biodiversidad prevista en el escenario «sin cambios». En cuanto al clima, el potencial de secuestro de carbono del suelo aumentaría en 83 gigatoneladas, que equivale a un tercio de la mitigación del cambio climático necesaria para mantener el aumento de la temperatura global por debajo de 1,5C.
El informe estima que la realización del escenario de «restauración y protección» costará 1,6 billones de dólares al año, y señala que en la actualidad, los gobiernos nacionales subvencionan colectivamente la agricultura intensiva y los combustibles fósiles por valor de 7 billones de dólares al año, por lo que sería posible obtener la financiación necesaria redirigiendo una minoría de estas subvenciones.
También se destacan los riesgos económicos de la inacción y los beneficios de la acción. En cuanto a estos últimos, el informe anuncia unos beneficios económicos potenciales de hasta 120 a 145 billones de dólares al año, y afirma que por cada dólar invertido en la restauración de tierras degradadas, los beneficios serán de entre 7 y 30 dólares.
«El futuro de la biodiversidad es precario. Ya hemos degradado casi el 40% y alterado el 70% de la tierra. No podemos permitirnos otra ‘década perdida’ para la naturaleza y tenemos que actuar ahora para un futuro de vida en armonía con la naturaleza»
Elizabeth Mrema, secretaria ejecutiva del Convenio sobre la Diversidad Biológica de la ONU
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Redacción | Antonio Vilela